Envidia de la buena

Eduardo Arredondo
3 min readAug 14, 2020

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Todos sabemos que la envidia no es buena, “mata el alma y la envenena” decían nuestros padres. La envidia es el décimo mandamiento “No codiciarás los bienes ajenos” y también es uno de los pecados capitales. Sin embargo, es parte de la naturaleza humana y hasta del reino animal, hemos escuchado casos de mascotas que se han puesto envidiosas cuando llega un bebé a la casa.

Y es que la envidia lleva a la destrucción. Muchas personas piensan que el mundo es una suma que da cero, es decir, que para que tengan unos a otros se les debe quitar, por eso mucho envidiosos buscan destruir a la persona que tiene lo que al otro le falta, como una torcida idea de justicia.

La envidia puede ser por bienes materiales, como dice el mandamiento, pero también lo hay por la apariencia física, por la personalidad, por la suerte, por la pareja, por la familia, por la atención, etc. ¿Por qué nos afecta tanto que otro tenga? Es un sentimiento tan mezquino, lo entiendo en la edad infantil, pero personas adultas con envidia me hace pensar un grave problema de inseguridad.

Este sentimiento se puede volver obsesión. Personas con mucha envidia pueden llegar a niveles insospechados hasta criminales. Empiezas a envidiar a alguien, y así como el amor, te unes a la persona pero con un lazo destructivo, carcome el alma.

Pero ¿existe envidia de la buena? Hemos escuchado esta expresión en sustitución de la admiración o “cómo me gustaría ser”. ¿Es posible convertir este sentimiento tan ruin en positivo? Yo creo que sí.

Si tenemos una persona que envidiamos, construimos en nuestro cerebro la lista de características que tiene esa persona, le atribuimos a la suerte que tenga eso, por ejemplo, “esa chica tiene un cuerpazo, que suerte haber nacido así”, es cierto que los “buenos genes” no los podemos controlar, pero no sabemos el esfuerzo que hace por mantenerse en forma y el tiempo que dedica en verse bien, seguramente pensamos así porque nosotros mismos no queremos dedicarnos en mejorar.

¿Acaso destruir a alguien que envidiamos nos hace crecer? Así como el miedo puede motivarnos a superación, así también la envidia. Quitémonos ese sentimiento infantil y en vez de envidiar, bendigamos a esa persona, sintamos gusto por su éxito, aunque sea presumido, ese es su problema. Tratemos de imitar lo que les funciona a los demás, usemos de motivación sus bienes y su suerte para que nos lleve a un círculo virtuoso.

Y si tú eres la persona que sufre de envidias por las zancadillas que te han metido, mantén la frente en alto y no te hagas menos, hay un dicho holandés que dice “el zacate alto es el que cortan” Si revisamos la vida de las personas exitosas, veremos que esquivan las envidias como si abrieran camino, siempre adelante. Con esto no quiero decir que seamos presuntuosos, ni humillemos a los que menos tienen.

¿Haz sentido envidia, te llevó a algo bueno? ¿Qué le dirías a una persona envidiosa?

Lee más artículos en mi blog Aventuras en Pantalones.

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Eduardo Arredondo
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Written by Eduardo Arredondo

Ing. en ciencias computacionales entusiasmado con la vida. Visita: https://earredondo.com

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